El autobús de los susurros
Revista Omnibus

El autobús de los susurros

Informe de utilización: eCitaro.

Desde diciembre, Hamburgo utiliza el nuevo eCitaro en líneas urbanas. Conductores y pasajeros han aprendido cosas nuevas. Los acompañamos en el coche 1871.

Joachim Will prueba autobuses nuevos en la línea 24 de Hamburger Hochbahn AG. «El trayecto tiene condiciones ideales para los primeros usos. Muchos pasajeros, mucho tráfico, frecuencia muy rápida y una longitud de 30 kilómetros», afirma Will. En cada tipo de autobús, el conductor de pruebas hace allí tres servicios completos, que dejan respondidas todas las preguntas sobre el vehículo. A finales de noviembre del año pasado, los hamburgueses adquirieron los primeros eCitaro, y acto seguido Joachim Will se encargó de los primeros viajes. Las veces que Will no está probando autobuses, elabora instrucciones de funcionamiento para sus compañeros o imparte formación. Es uno de esos todoterreno imprescindibles. Pero su gran pasión es conducir autobuses urbanos, su trabajo en Hochbahn desde hace ya 33 años.

Hoy, en febrero, Will conducirá el eCitaro n.º 1871 en servicio ordinario para la línea 174. Acelera, retira el pie y el autobús echa a rodar. Se oye algo la propulsión en el área del eje trasero; el ruido más notable a bordo es el ventilador de la calefacción que calienta un rato el habitáculo al empezar el viaje. Después, reina el silencio. En la parada «Fuhlsbüttel» sube una docena de pasajeros. Todos muestran ostensiblemente su abono. Nuestro tres puertas con puerta corredera basculante central, mucho espacio para ir de pie y 25 asientos, está equipado para el flujo rápido de viajeros. Arriba, el monitor doble del canal transversal muestra, a la derecha, el próximo destino; a la izquierda, un vídeo sobre la electromovilidad.

«el mejor sitio en un autobús es siempre delante a la izquierda»

Joachim Will, conductor
eCitaro - El autobús de los susurros
eCitaro - El autobús de los susurros
eCitaro - El autobús de los susurros
eCitaro - El autobús de los susurros
eCitaro - El autobús de los susurros

El vehículo sale de la parada a la calzada con dinamismo. «La aceleración y el frenado lineales —explica Joachim Will— son agradables para conductor y pasajeros». Y ahorra tiempo, pues con la suave marcha del eCitaro los pasajeros se encaminan a la puerta antes de bajar, lo cual supone valiosos segundos en cada parada. Will está satisfecho con el tren de marcha: «Pese a las baterías en el techo, el autobús no se tambalea; los desarrolladores hicieron un trabajo estupendo».

Las calles se estrechan, y hay que hacer más maniobras de giro. Pero Will conoce de memoria unas 30 líneas de autobús de Hamburgo. En la parada «Tegelsbarg», el 174 da la vuelta. Antes y después, las isletas arboladas obligan a hacer eslalon: una de las especialidades del eCitaro. «Han hecho un tren de marcha fantástico», vuelve a admirarse el conductor. También les gusta a los viajeros: «Es tan silencioso, da la sensación de ir por el aire», dice una dama de cierta edad, y, al enterarse de que es un vehículo eléctrico, añade: «Así al comprar el billete hacemos también algo por el medioambiente».

eCitaro - El autobús de los susurros
eCitaro en estado puro: dentro, el acabado familiar; fuera, un diseño atractivo. Joachim Will «reposta» en la columna de carga para la próxima salida.

eCitaro en estado puro: dentro, el acabado familiar; fuera, un diseño atractivo. Joachim Will «reposta» en la columna de carga para la próxima salida.

En la parada «Wesselstraat» sube gente joven. Joachim Will relata la experiencia cotidiana en el eCitaro: sin el zumbido del motor, «si suena un móvil, se oye por todo el autobús ». Se conversa en voz baja: «Basta con susurrar». Lo mismo opina un viajero: «Detrás no se sienten vibraciones, es todo tranquilo». En la parada «Müssenredder», una joven con carrito infantil agita su abono al acercarse el autobús. Joachim Will la saluda amistosamente mientras le abre la puerta central. Tras parar en «Alte Landstraße» viene una ligera pendiente, que resulta un soberbio paseo. Sin el pie en el acelerador, el eCitaro se desliza unos cientos de metros casi ingrávido, pasando el semáforo en verde rebasa el cruce hasta la parada siguiente.

Al poco tiempo, el viaje de prueba termina en la parada «Poppenbüttel». Es un intercambiador en la red de autobuses, cubierto por un techado futurista. Una verdadera joya, como el mismo eCitaro. Joachim Will saluda a los conductores que hacen un descanso al sol. «Todos quieren conducir el eCitaro —dice riendo con ganas—; el mejor sitio en un autobús es siempre delante a la izquierda». Y ahora hay que volver.

En las cocheras, Joachim Will engancha el eCitaro a una estación de carga rápida que vierte en las baterías 150 kilovatios. En la pantalla de los mandos puede verse cómo sube rápidamente el nivel de electricidad en las baterías. «A mediodía vuelve a salir a la calle», revela Joachim Will. El eCitaro n.º 1871 no tiene días festivos.