Neolítico, Antigüedad Clásica, Edad Media... En pleno sur de Italia, en las regiones de Apulia y Basilicata, milenios de historia se combinan con grandiosos paisajes. Una tortuosa carretera secundaria es el último tramo del viaje en autobús desde el puerto de mar de Bari hasta las viviendas troglodíticas de Matera, Capital Cultural Europea 2019. 

Un altiplano reseco y desierto, vegetación baja. Aquí y allá granjas rodeadas por muros. Recorremos el Parco della Murgia Materana, un paraje árido y pedregoso en el extremo sur de Italia, entre Bari y las playas del mar Jónico. Giuseppe Daraio dirige diestramente por las curvas cerradas un Tourismo tres ejes de Mercedes-Benz. Gracias al motor Euro 6 con 455 CV de potencia, combinado con cambios automáticos Powershift GO 250, el autocar repleto asciende sin esfuerzo. A bordo viajan pasajeros de un crucero que, en la ciudad portuaria de Bari, han tomado el autocar de la empresa local Grassani para una excursión. 

Al dejar atrás la célebre Basílica de San Nicolás y el Castillo de los Staufen en Bari, capital de la Apulia, realizamos, por carreteras cómodas y amplias, la ligera ascensión hasta Altamura, cuyo núcleo urbano medieval y sus estrechas calles y edificios históricos recuerdan la importancia que tuvo antaño la región. Tras poco más de una hora, la SS99, similar a una autopista, deja paso a la estrecha Strada Statale 7. Las colinas que hasta ahora dominaban el paisaje van haciéndose más escarpadas. Y, a los tres kilómetros, Giuseppe Daraio gira de repente su Tourismo a la derecha para tomar una pequeña carretera comarcal. «Parco della Murgia Materana», puede leerse en la indicación viaria.

La estrecha carretera por el Parque Nacional asciende dibujando curvas que mantienen muy ocupado a Giuseppe mientras esquiva los vehículos que vienen en sentido contrario. Sorprende la intensidad del tráfico a una hora tan temprana. Nuestro destino: el Belvedere di Murgia Timone. Es un mirador situado frente a Matera, la ciudad excavada en la roca que es Capital Cultural Europea de 2019. Desde allí, los visitantes disfrutan unas impresionantes vistas que se extienden por la garganta de Gravina hasta las célebres viviendas en la roca, los Sassi, cuya toba blanca baña ahora el amanecer en abigarrados destellos de colores cálidos.

Los Sassi, hoy Patrimonio de la Humanidad, son asentamientos que se remontan al Neolítico. A lo largo de la historia, los habitantes fueron esculpiendo en la roca estancias, cisternas, establos, templos y capillas. Las casas seguían aún habitadas en la década de 1950, aunque sin electricidad ni alcantarillado ni agua corriente... Una vergüenza nacional, por lo que el gobierno decretó reasentar a la población. Una arquitectura tan extraordinaria siguió olvidada hasta los años 80, en los que se procedió a restaurar muchas construcciones neolíticas, de la época de los Staufen y los normandos y del Barroco y el Renacimiento, dedicándolas en parte a alojamientos o restauración. Los dos barrios antiguos cobraron así nueva vida turística y cultural. Hoy son uno de los destinos favoritos del turismo internacional.

Desde que fue designada Capital Cultural Europea, Matera no ha dejado de atraer visitantes, como por ejemplo los pasajeros de cruceros norteamericanos atracados en los cercanos puertos de Bari y Bríndisi. Hasta el esplendor de esta ciudad en la roca los transporta Grassani, empresa radicada en Grassano, a pocos kilómetros de Matera, que acaba de ampliar su flota de autocares con cinco modelos Mercedes Tourismo. 

El conductor Giuseppe Daraio lleva ya 30 años en el equipo de la empresa. Conoce como la palma de su mano los parajes y las sinuosas carreteras en torno a Matera. Cuando sus pasajeros, con el sol ya alto en el horizonte, regresan al autocar cargados de fotografías de los Sassi, Giuseppe vuelve a mover con mano diestra los 13 metros de su Tourismo por el yermo paisaje del Parco della Murgia Materana, en el que ahí siguen la vegetación baja, las rocas escarpadas y alguna que otra granja rodeada por muros.